Soy Guerra
El metal choca con fuerza, una y otra vez. Los gritos invaden el aire, asesinando a sangre fría el silencio; no estoy ahí. Pasos recorren el suelo, ansiosos por detener otros pasos o por alejarse lo suficiente como para que no puedan detener los suyos; aún no estoy ahí.
Veo sangre que corre dentro, que corre fuera; veo vida que desaparece a manos de mortales, veo dioses en estandartes; sólo están ahí, en estandartes.
De nuevo oigo el metal, siento el golpe, la fuerza; ¡soy quien da el golpe, soy quien lo recibe! Sangre brota del cuerpo, soy quien sangra y quien hace sangrar. A lo lejos escapo de la batalla, corro tras aquel que escapa no deseando prisioneros… no lo entiendo.
Doy un último suspiro, uno que me arranca la vida, otro que me indica que puedo sacar la hoja del cuerpo ahora muerto, he muerto, pero soy mi asesina; habito un cuerpo inerte y aquel que lo llevó a ese estado… ¿qué sucede?
Respiro profundo, siento la angustia recorriéndome las venas, no creo en el ideal de la lucha; pero estoy a metros de distancia, su impulso, una pasión nace de un oscuro lugar muy en el fondo. Estoy luchando, quiero luchar; la sangre es señal de… no sé de qué. Es poder, es venganza, es tristeza, es muerte, mi mente divaga como si no fuera mía sino de muchos; no entiendo qué pasa.
Entonces siento cómo recorro el campo, cómo rozo el rostro de todos los guerreros, cómo caminan sobre mí, cómo hacen parte de mí y yo de ellos; de todo. De las flechas, yo soy flecha; de la espada, yo soy espada. De la tierra me levanto, del cielo bajo, soy el campo. Siento el miedo, la emoción, el dolor, la tristeza; soy emociones, todo aquello que sienten aquellos que luchan. Y soy los que luchan, soy ambos asesinos y asesinados, me hiero con otro cuerpo que también es mío.
¿Cómo decirlo, cómo explicar lo que de repente soy, cómo plasmar en palabras la idea de que soy idea? No soy un guerrero, no soy un sentimiento, no soy la tierra ni soy el cielo… soy guerra, en todo el sentido de la palabra, de la idea… soy guerra.